Yo no he deseado jamás en la vida cambiarme por nadie,
pues con mis defectos y con mis virtudes siempre supe aceptarme mis fracasos, mis amores, siempre aprendí de mis errores, pero nunca celos o envidia de nadie jamás yo sentí. Hasta que el destino me puso ante mi tu mirada de ángel, y así comenzó mi obsesión, mi delirio por conquistarte, pero al saber que no eras libre, no me alejé y en cambio quise, estar lo más cerca posible de ti, espiarte y seguirte allí donde vas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario